6.8.07

Mensajes de amor en el Delta

Frag. de nota publicada en el Suplemento Norte del Diario La Nación. Diciembre de 2006

En la isla, las palabras no abundan. Como tampoco los lugares para el encuentro. Por eso, cuando hace cuatro años, en la biblioteca del Museo Sarmiento y en las escuelas insulares del municipio de Tigre se instalaron cajas que hacían las veces de buzones, la primera mirada de los chicos y sus padres fue de cuidado.
Sin embargo, como suele ocurrir en comunidades dispersas, las maestras se encargaron de transmitir la propuesta que pretendía arrancar de esos intensos silencios, sentimientos traducidos en cartas.

El concurso, denominado “Cartas de amor en la isla”, tiene como objetivo principal “provocar la comunicación” entre las familias de isleños que aunque viven una realidad similar, surcada por arroyos y ríos, suelen mantenerse distantes unas de otras. Las misivas enviadas reprodujeron historias de amor en su sentido más amplio: contaron historias de encuentros y abandonos, arraigo y nostalgia que todos viven, gozan y sufren cotidianamente en el ambiente desafiante de la isla.

Con simpleza “Nato” cuenta en su carta el orgullo que siente de pertenecer ese lugar: “Hola a todos: Me llamo Natahel. Vivo en la isla con mis hermanos y mi mamá y mi papá. Tengo 9 años y ya sé cortar juncos, juntar resaca, pescar y remar. Esas son cosas importantes. Yo quiero a mi isla y no debe haber un lugar mejor donde vivir”, firma Nato Castro, de la EGB Nº 17.

Su compañera de escuela, Cecilia Villalba, que también ganó una mención especial, elige como destinatario de su mensaje a su papá: “Carta de amor a mi papá. Mi papá se llama Javier. Es un hombre muy bueno y trabajador. Siempre está pensando lo mejor para nosotros. Cuando lo veo preocupado le cebo unos mates y trato de conversar un rato para que se le pase. Yo amo a mi papá porque es el mejor hombre del mundo”.

Pero, también en las cartas se encuentran las huellas que deja la necesidad de salir de la isla para tener otras posibilidades de desarrollo laboral o personal. “Querida Hermana, desde que te fuiste te extraño mucho y te quiero. (…) Estaba mirando tus cosas y me acordaba de cuando éramos chiquitas y jugábamos las dos juntas pero lástima que creciste y te fuiste. (…) Acá en casa todos te extrañamos y además mamá ve tus fotos y se pone a llorar. Vení por favor”, escribe Rocío Arroyo, de 10 años, de la EGB Nro 13, que ganó una mención especial en la Categoría Asomando.

Durante los últimos cuatro años, en los meses de julio y agosto, estas historias viajan por los arroyos del Delta. Marilina Silva, Coordinadora Cultural Delta de la Secretaría de Gobierno de Tigre y generadora de estos programas cuenta que se iniciaron con el único afán de “promover la comunicación. Aquí, el agua te aleja tanto como te une. Por eso, quisimos aprovechar el río como canal. Después de cuatro años, la gente se está animando a contar”.

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